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Pierre Boulez: “A mí lo que me
mueve es la transgresión”
El compositor
iconoclasta nos recibe en su casa de Alemania. El revolucionario de la música
en el siglo XX rememora sus sonados enfrentamientos y conquistas
Un punk, sí, muy bien, nos puede
parecer gracias al marketing la pera de la provocación. Pero los Sex Pistols, comparados con Pierre Boulez, son la madre Teresa
de Calcuta. Tras la catástrofe de la II Guerra Mundial, Europa quedó en ruinas.
Morales y físicas. También el arte había fracasado. Era necesario construir un
nuevo universo que describiera el caos, la orfandad de valores, el fracaso de
la civilización. Eso hicieron músicos como Boulez, sus seguidores y sus
contemporáneos, al abrigo crucial de una reunión que se dio en la ciudad
alemana de Darmstadt, a principios de los cincuenta.
Debían imponerse con carácter y no
valían medias tintas. De todos ellos, este francés fue el más explosivo, el más
virulento, el más tajante, el más irredento, el más iconoclasta; el menos
compasivo, el menos tolerante, el menos comprensivo, el menos diplomático, el
menos condescendiente.
Debían inventar un nuevo mundo, un
nuevo universo, y si bien muchos, en su generación o en las anteriores –
Stravinski, Messiaen, Schoenberg, John Cage, entre otros–, marcaron por alguno u otro camino
rupturas evidentes con lo anterior, no fueron suficientes para la ambición
aniquiladora de Boulez y sufrieron su desprecio.
Polémico, airado, hoy muy
respetado, controvertido, audaz, brillante e hiriente, Boulez repasa sus
tiempos en su casa de Baden-Baden (Alemania), donde aún compone entre un
mobiliario ultrarracionalista, rodeado del canto de los pájaros que tanto
inspiraba a su maestro –aniquilado en su ultraexigencia–, Olivier Messiaen.
Creador del célebre Ircam[1],
que aún sigue dependiente del Centro Pompidou como un referente de la
investigación musical en París, director de orquesta ya retirado, devoto de
Mahler, de Wagner, recibe el 20 de junio el Premio Fronteras del Conocimiento, otorgado por la Fundación BBVA.
[1] IRCAM: Institución para la investigación de la música fundada por Boulez en 1970. La creación del IRCAM coincidió con el apogeo de la música posmoderna. Debido a las asociaciones del IRCAM con la música moderna, y las maneras que ponen en práctica los ideales teóricos del modernismo musical, tales como la defensa de estilos musicales influidos por la serialización total, educación de audiencias, o financiación de las artes por parte del Estado, el instituto ha sido duramente criticado por muchos artistas contrarios a este vanguardismo.
Pregunta. ¿En qué anda?
R. Recapitulando y expandiendo mi música. En esa tensión
vivo. Estoy componiendo mis Notations, las grandes, las largas. Resumiendo y
mirando hacia delante. Me gustaría durar tanto como Elliott Carter, dos semanas
antes de morir me escribió una carta bien extensa, sin ninguna falta de
ortografía: la he guardado. Quisiera llegar hasta el final como él, en plenas
facultades, a los 103 años.
"No
tengo miedo a la muerte, pero sí a caer en un accidente de avión"
P. Pero le veo bien.
R. Me siento bien. Ochenta y ocho años…
P. Y peleando, soñando por hallar cosas nuevas.
R. Sí, soñando… Me estoy concentrando ahora en aspectos
tecnológicos. Más allá de los instrumentos, queda muchísimo por descubrir
acerca de lo que la tecnología puede aportar a la música. Me encantaría ir en
la dirección de mi obra Intervals, en la que no se utilizó ningún instrumento
tradicional. Buscar una mezcla infinita de colores. A mí lo que me mueve es la
transgresión.
P. Ya veo.
R. Cuentas con un universo, y lo transgredes. Por otra
parte, creas otro universo y vuelves a transgredirlo.
P. Confrontación y violencia.
R. Eso un poco menos ahora.
P. Pero antes no.
R. Bueno, era el periodo. Crecí con la guerra, y cuando mis
colegas y yo comenzábamos a crear, hacia los años cincuenta, no queríamos
regresar a lo que se había hecho antes. Necesitábamos encontrar nuevos caminos.
Habíamos presenciado el apocalipsis. La ciudad de Darmstadt fue muy importante. Yo
llegué allí en 1952, cuando todavía no resultaba fácil para un francés pasar a
Alemania. Era una ciudad destruida. Lo comprobábamos cada día y no resultaba
posible reconstruir artificialmente el universo del pasado.
P. ¿Cómo vivió los días de la guerra?
Director y gestor a su pesar

En 1973 surge el Ircam junto al
Centro Pompidou, un lugar de estudio y experimentación de la música, que es
referente en todo el mundo. Como director de orquesta ha conseguido hitos como
sus apariciones en el Festival de Bayreuth, consagrado a Richard Wagner.
También en el Festival de Lucerna, la referencia mundial en música sinfónica,
ha dirigido y se le han rendido homenajes como revolucionario musical.
R. Aislado… Era joven. Francia estaba dividida en dos
partes, me trasladé de Lyon a París y conocí gente que me ayudó, pero me sentí
muy encerrado, aunque curiosamente se hacía buena música. Los parisienses
trataban de combatir esa falta de vida social y se organizaban muchos
conciertos. El gran héroe era Honegger. No le podemos comparar con Stravinski o
Schoenberg, pero era un compositor decente. Después descubrí a Messiaen.
P. Pero les duró poco la amistad entre maestro y alumno
aventajado.
R. Yo tenía 18 años y él había estado en un campo de
prisioneros, en un stalag. No le trataron mal, incluso
había conseguido que le sacaran y volver a dar clase de armonía en el
conservatorio. Le consideraban un excéntrico. Nos entendimos rápido. Pero la
luna de miel acabó pronto.
P. ¿Qué pasó? Habla usted de luna de miel, pero ya
entonces Boulez mostraba un carácter terrible. Messiaen no fue su primera
víctima: ahí quedan sus desplantes a Shostakóvich, a Stravinski, a Schoenberg,
a John Cage, al propio Messiaen…
R. Hombre, víctimas no. Pero sí. Mi gusto fue definiéndose
pronto y para afianzar mi personalidad no podía aceptar según qué cosas.
P. ¿Cuáles?
R. Pues en el caso de Cage, por ejemplo, su teatralidad.
Estaba pasada de moda. Ese punto dadá…
P. Siempre he dudado si el enfrentamiento que tuvo usted
con John Cage se debió a motivos estéticos o por ver quién era el más salvaje.
R. Cuando yo le conocí no era ningún enfant terrible.
P. ¿Pero quizá usted se olió que acabaría siéndolo?
R. Bueno, me dio un pálpito, sí... Era muy majo, nos
caíamos bien al principio, él traía los aires de América, muy importantes para
nosotros. En música, en literatura, Faulkner, eran una luz. El cine, el arte…
P. ¿Hizo las paces con ellos?
R. Sí, hombre; bueno, al principio se impactaban con mi
manera de comportarme, pero para qué disimular, para qué seguir en el
fingimiento, en la impostura. Cuando yo les decía claramente lo que pensaba de
su música, se desconcertaban, pero no era nada personal, sino el código de
nuestra relación. Nada de mentiras. Messiaen fue el primero en entenderlo bien.
Sabía que no era nada entre él y yo, al contrario. Con Stravinski, lo mismo. Me
lo advertía: “Entenderás y aprobarás lo que hago”. Yo ni le contestaba. O le
decía: “Demasiado tarde”.
P. ¿Y ahora? ¿Lo tolera?
R. Noooo. Ese neoclasicismo que exploró, nada, no me
interesa. Para mí, Stravinski era un gran ilustrador. Cuando tenía un buen
argumento, como La consagración de la primavera o cualquier ballet, lo acompañaba
bien. Pero cuando carecía de historia y trataba de adentrarse en lo formal o lo
abstracto, no conseguía nada, aunque diga lo contrario.
"El
conservadurismo es inútil y viene de una vagancia injustificable"
P. ¿Es cierto que fue usted uno de los instigadores contra
el homenaje que le hicieron en París a Stravinski como desagravio al escándalo
que se montó cuando estrenó ‘La consagración de la primavera?
R. No; bueno, sí y no. Lo hicieron en el teatro de los
Campos Elíseos hacia 1946. Fue abucheado por los estudiantes de Messiaen. Pero
yo no estaba ese día. Me ganaba la vida con un grupo barroco y tuve actuación.
P. Si hubiese estado, ¿habría abucheado?
R. ¡Claro, desde luego! Eso era divertido. Pero abuchear no
es escandaloso, se trata sencillamente de emitir una opinión. Debería ser algo
normal, así me lo parece; cuando a la gente no le guste lo que haces, tiene
todo el derecho a mostrar su opinión. Y yo debo aceptarlo.
P. Pero es que hasta usted se ha llegado a hartar de sí
mismo. Incluso ha llegado a rechazar lo que para muchos resulta una aportación
suya crucial a la historia de la música, el serialismo integral. ¿Qué pasó?
R. Que me pareció completamente inútil. Siempre me dirijo
hacia la libertad total, la invención total, y quienes me seguían en ese
sentido al principio dejaron de hacerlo.
P. ¿Y esa persecución de la completa abstracción también
le pesó?
R. Lo abstracto construye la realidad. No me interesa la
abstracción por sí misma, sino porque nos ayuda a comprender la realidad, sobre
todo la realidad interior de las cosas.
P. Como admirador de Wagner y Mahler, ¿qué aportaron ellos a la modernidad?
¿Abstracción o fantasía?
R. Mahler quiso extender los límites de la sinfonía hasta
su desaparición. O contar grandes novelas, como si fueran obras de Balzac, de
Joyce o de Thomas Mann. Con esa idea los arma y los destruye al tiempo.
"Lamento
que la dirección y la gestión me quitaran tiempo para crear"
P. ¿Y Wagner?
R. Ahhhh… Ahí comienza la destrucción.
P. ¿Por eso le atrae?
R. Exacto. Arma la gran música a base de pequeñas
partículas. Continuidad y discontinuidad, esa es su gran aportación.
P. Así como en Wagner y Mahler apreciamos el interés por la forma y la idea para
transmitir sentimiento, a los de su generación, el sentimiento, la emoción, les
importa más bien poco. No hay ni rastro.
R. Sí los hay. Son nuevos sentimientos, no por el hecho de
que usted no los descubra puede decirse que no estén ahí. ¿A qué llama sentimiento?
P. Pues…
R. No, no se esfuerce, no me interesa. Lo que
comúnmente se define como sentimientos son hábitos que surgen porque estamos
acostumbrados a reaccionar de determinada forma ante según cuáles. Son
emociones que quedan en usted, no en la música. No identificarlos no es culpa
de la música, si me permite decírselo, es culpa suya.
P. Quizá. Pero lo cierto es que gran parte de los artistas persiguen emociones universales.
R. No, cada uno persigue sus emociones, y a quienes
escuchamos nos atraen más unos mundos que otros.
P. ¿Ya no dirige?
R. No. Y no lo echo de menos tampoco. La última vez que lo
hice fue en el Festival de Lucerna y
porque me lo pidieron. La vida para mí es componer; si en la época de la
ocupación me hubiesen prohibido dirigir, no me habría importado, pero si me
hubiesen prohibido crear, eso es distinto.
P. Pasados los años, ¿cree que el tiempo le ha dado la razón
en cuanto a lo que ha aportado?
Desde una temprana
edad Pierre Boulez descubrió la música atonal de la mano de su maestro, Olivier
Messiaen.
R. Me da igual, ese no es el problema, la cuestión es si yo
estoy conforme. Tampoco podemos estar satisfechos con todo. Se hacen muchísimas
cosas. No todo vale. Cada compositor se bate en duelo consigo mismo. Se reta a
sí mismo y tiene que mostrarse en paz o en conflicto con lo que hace.
P. ¿Los jóvenes de hoy le entienden mejor?
P. ¿Los jóvenes de hoy le entienden mejor?
R. Creo que sí, porque no tienen malos hábitos.
P. ¿Y no deberían matar al padre?
R. Por supuesto, acepto que me maten, pero es su problema.
P. ¿Ha sentido cerca al asesino?
R. No, pero puede que me haya despistado.
P. ¿Significará eso que son más conservadores que ustedes?
R. Supongo que no se enfrentan a los mismos problemas. Durante
la guerra existía un tremendo control, y al acabar esta, nuestra música no se
veía con buenos ojos, así que nos vimos obligados a combatir esa hostilidad.
Tuvimos que mostrarnos duros, agresivos. Yo lo fui porque la situación, la
sociedad, lo era. Mucho más que ahora. El último gran conflicto se dio en 1968,
hoy no ha llegado a tanto.
P. ¿Pero llegará?
R. No sé; si vamos al sur de Europa, esa tensión es más
dura. Podría darse de forma abrupta y sorprendernos, pero no sé. Soy cuidadoso
con esos juicios, la demagogia es una tentación que debemos evitar. Sobre todo
en cuestiones políticas, los aficionados a dar opiniones cada dos por tres en
ese campo son lo peor del mundo. Para resolver y emitir juicios sobre lo que
ocurre hoy en Europa no me siento preparado, la verdad. Yo sueño con una Europa
federal en la que se hablen
diferentes idiomas. Lo sigo soñando, ¿qué puedo hacer? El problema es que
ahora, con los gastos incontrolados, nos obligan a elegir entre la ruina y la
revolución.
P. ¿Siente oscuridad en su actual inspiración?
R. No hablo mucho de eso. Me encuentro muy centrado en la
forma, no en la estética ni en el contenido. No lo puedo explicar; si lo hago,
mato el misterio, y a mí me gusta mantenerlo vivo.
P. ¿Se arrepiente de algo?
R. Lamento que la dirección y la gestión me quitaran tiempo
para crear. Pero en el balance creo que ha sido necesario lo que he hecho.
P. ¿Sigue odiando el conservadurismo a la hora de crear?
R. Sí, creo que no tiene sentido, es inútil, que viene de una
falta de curiosidad, de falta de espíritu y de una vagancia injustificable. Hay
que buscarse a uno mismo cada día. Quien renuncie a eso, que cobre una pensión,
pero que no moleste ni haga daño.
P. ¿Cuáles son sus temores?
R. No tengo, es demasiado tarde para temer nada.
P. ¿Ni a la muerte?
R. La
verdad es que no, por el momento. Puede que en un tiempo. Bueno, sí… No me
gustaría morir en un accidente de avión. Para ser precisos, ese es el miedo que
tengo.
......... F I N ......
Música, pluma y pincel.
Aquí os dejo vuestros pósters. Merece la pena disfrutar del trabajo que habéis realizado. Es una fuente de conocimientos artísticos. ¡Enhorabuena!
EL POSTIMPRESIONISMO
Por Iuliana Loredana Badea
SIGLO XX: Rock y arte
Por Aitor Díaz
EL BARROCO
Por Alejandro Mora
EL ROMANTICISMO
Por Irene Gómez
EL EXPRESIONISMO
Por Isaac Herrera San Miguel
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EL IMPRESIONISMOPor Sofía Pérez-Plaza
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EL EXPRESIONISMO Por Sara Sánchez
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EL RENACIMIENTO
Por Andrea Egido
EL ROMANTICISMO Por Katherine Ruano
EL ROMANTICISMO
Por Vanesa León
EL IMPRESIONISMO
Por Rocío Martín
TRABAJO DEL 3ª TRIMESTRE: Para el 8 de Mayo
PÓSTER DIGITAL DEL ARTE
Esta evaluación vamos a aprender a hacer un póster digital. Para ello utilizaremos la tecnología de Glogster.
¿Cómo darse de alta y cambiar los datos? Sigue estos pasos:
En clase os enseñaré cómo se diseña con él, las instrucciones son:
1º.Elegir un movimiento artístico: una época, un estilo... Para que tengáis frescos todos los estilos os dedico esta página: http://www.arteespana.com/pinturarenacentista.htm
2º Unir arte, música y literatura. También aquí os facilito esta maravillosa página: http://www.epdlp.com/index.php
3º Entrar en GLOSTER EDU, registrarse y hacer un póster donde se incluya como mínimo:
- 5 imágenes de arte de esa época
- 3 audios de músicas correspondientes
- 1 vídeo de un espectáculo musical de dicho estilo
- 2 textos de literatura, escritos, enlaces, grabación leída por vosotros... lo que queráis.
Después lo subiremos al blog. Utilizad vuestra imaginación y sed creativos. Disfrutad aprendiendo. Y como siempre hay que dar ejemplo, aquí os dejo el mío.
El Impresionismo
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